PLURALIDAD Y COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA
La
comunicación participativa es un modelo y una forma de “hacer comunicación” que
facilita la recuperación de la vida cotidiana, las necesidades e intereses de
los grupos socioculturales, así como a sus protagonistas, mediante la
planificación de propuestas que contribuyan a mejorar su presencia e incidencia
tanto en los procesos de desarrollo, y de toma de decisión, como en los medios
de comunicación. Este “modelo de comunicación” posibilita espacios y relaciones
de poder más equitativos en donde las personas comparten experiencias,
información, sentimientos y propuestas para crecer individual y colectivamente.
La
diversidad cultural es una fuerza motriz del desarrollo, no sólo en lo que
respecta al crecimiento económico, sino como medio de tener una vida
intelectual, afectiva, moral y espiritual más enriquecedora. Esta diversidad es
un componente indispensable para reducir la pobreza y alcanzar la meta del
desarrollo sostenible, gracias, entre otros, al dispositivo normativo, hoy día
ya completo, elaborado en el ámbito cultural. "El respeto y la valoración
de nuestra diversidad deben ser un factor de cohesión que fortalezca el tejido
social e impulse el desarrollo de nuestras naciones “.Nuestra diversidad vive a
diario la acechanza de la homogeneidad, de la uniformidad, de la generalización
de modos de decir, de percibir y comunicar dirigidos a reducir al máximo la
trama incesante de la vida y de la cultura.
Mucho
se ha dicho que los medios de comunicación juegan un papel sustancial en el
desarrollo de la vida de un país. En las sociedades modernas, los medios son
las principales instituciones transmisoras de contenidos y percepciones. Son el
filtro entre la realidad y la ciudadanía, de donde ésta obtiene la información.
Sabemos que la información cambia a las
personas y que las sociedades son mejores y menos injustas, cuando y donde las
posibilidades de comunicación son libres y democráticas.
Dentro
de este rol central se encuentra la responsabilidad de contribuir al
fortalecimiento democrático. La democracia avanza cuando, por ejemplo, los
medios evidencian la corrupción en el gobierno y la falta de transparencia. Una
de las claves para lograrlo es que en las coberturas prevalezcan la equidad,
diversidad, pluralidad, balance, oportunidad y claridad. Asimismo, es su
obligación dar espacio a todos los grupos sociales y a todas las fuerzas
políticas presentes en el país. Los medios, como afirma John Dinges,
representan el derecho que tiene la gente a “saber. Idealmente, los medios de
comunicación son o deberían de ser un
espacio público de debate y de intercambio de ideas, en el cual los ciudadanos
puedan participar y donde todas las voces resuenen.
Hay
quienes no ven aún con claridad los rasgos que distinguen a un periodista de un
comunicador. Sin embargo es tan simple como transitar por una calle en un solo
sentido y por otra en dos sentidos.El oficio del periodismo nos hace
productores de mensajes escritos o audiovisuales y nos mantiene atados a los
instrumentos.
Como
comunicador asumo un papel diferente, el de un facilitador de procesos de
comunicación participativa y horizontal, en los que aporto con mis
conocimientos y técnicas en favor de decisiones y acciones colectivas, y los
pongo en diálogo con otros conocimientos y experiencias. El comunicador piensa
en procesos estratégicos, no en mensajes inmediatos.
Los
comunicadores, en especial los periodistas, tenemos un mandato otorgado por la
sociedad y una actividad profesional garantizada por todas las Constituciones
de los Estados democráticos. Una eventual naturaleza empresarial y privada de
la actividad no la exime de compromisos públicos con la sociedad a la que
sirve. Es un negocio privado de interés público.
La
comunicación es un derecho y un insumo decisivo en los procesos de
participación de la ciudadanía y en los mecanismos de control público. Los
hombres y las mujeres, responsables y dispuestos a trabajar en comunicación,
tienen entre otras, la obligación de velar por el cumplimiento del Artículo 19
de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre:
“Todo
individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión, lo que implica
el derecho de no ser intimidado por sus opiniones y el de buscar, recibir y
difundir, sin consideración de fronteras, informaciones e ideas por cualquier
medio de expresión”.1
Este
artículo es un extraordinario ejemplo de resumen legislativo, pues apunta a lo
que puede ser no una simple política pública, si no una política universal de
comunicación, en cuya base están la libertad y su ejercicio.
Si
no hay comunicación no hay derechos, y sin derechos no hay libertad. La razón
es que las conciencias de las personas y de los grupos sociales no nacen, no se
forjan y ni se consolidan sin la comunicación. La fraternidad entre los pueblos
no se alcanzará sin un intercambio productivo de mensajes entre ellos.
En
la actualidad, “los medios de comunicación se utilizan como arma de combate y
su propósito es el de defender sus intereses de casta. Ya no actúan como
medios, sino como auténticos partidos políticos. Si en antaño se exigía la
reforma agraria porque la tierra era un elemento de poder, ahora se hace
necesario una reforma a la concentración de los medios, los denominados
latifundios mediáticos”, por cuanto que de “la calidad de la información
depende la calidad de la democracia. No puede haber opinión pública si no hay
medios de masas”.
Lo
paradójico, es que por buscar ampliar la oferta informativa a través del
fortalecimiento de canales públicos, los grandes dueños de los monopolios
mediáticos que quieren seguir conservando su privilegio no sólo distorsionan la
realidad, sino que aducen que dichos gobiernos están atentando contra la
libertad de prensa. El experto recalca que de lo que se trata es que haya más
libertad de expresión mediante la pluralidad y diversidad de expresión.
No
sería justo, que el Estado sólo manejara la totalidad de los medios de
comunicación, por el contrario, lo es necesario y lo importante es la
diversidad. “Hay que defender la pluralidad informativa, pero infortunadamente
en América Latina se oponen los privados porque tienen concentrado todo el
pastel comunicacional y publicitario”
Nuestras
sociedades están en su totalidad organizadas a través de una comunicación no
democrática, donde la transmisión vertical prima sobre el diálogo horizontal
En
verdad nuestras sociedades están en su totalidad organizadas a través de una
comunicación no democrática, donde la transmisión vertical prima sobre el
diálogo horizontal. Los padres hablan y los hijos escuchan, los maestros
enseñan y los alumnos aprenden, los jefes mandan y los subordinados obedecen.
Así las cosas es lógico que la comunicación siga también este molde en todos
los ámbitos de la vida, incluidas las organizaciones que quieren democratizar
la sociedad y los medios que quieren democratizar la comunicación.
De
hecho el olvido de que comunicación no es sólo medios ayuda a consolidar una
comunicación poco democrática. Porque si comunicación es central y principalmente
medios, quien controla los medios, controla la comunicación. Democratizar la comunicación
es entonces democratizar los medios, pero también la vida cotidiana. Es, en
definitiva, construir una vida donde la palabra del otro pueda oírse en la
casa, en la calle, en la escuela, en el trabajo, en las organizaciones, en el
gobierno.Y en los medios también, claro.
Docente Universitaria e Investigadora :Betty Liliana Herrera Timaná
Docente Universitaria e Investigadora :Betty Liliana Herrera Timaná
1.-http://www.razonypalabra.org.mx/N/N71/VARIA/27%20MARI_REVISADO.pdf
2.-http://www.rieoei.org/oeivirt/rie17a01.htm
3.-http://www.fundacionbertelsmann.org/fundacion/data/ESP/media/Tratamiento_diversidad_m_comunicacion.pdf
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