lunes, 17 de junio de 2013

PLURALIDAD Y COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA

PLURALIDAD  Y COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA 


La comunicación participativa es un modelo y una forma de “hacer comunicación” que facilita la recuperación de la vida cotidiana, las necesidades e intereses de los grupos socioculturales, así como a sus protagonistas, mediante la planificación de propuestas que contribuyan a mejorar su presencia e incidencia tanto en los procesos de desarrollo, y de toma de decisión, como en los medios de comunicación. Este “modelo de comunicación” posibilita espacios y relaciones de poder más equitativos en donde las personas comparten experiencias, información, sentimientos y propuestas para crecer individual y colectivamente.
La diversidad cultural es una fuerza motriz del desarrollo, no sólo en lo que respecta al crecimiento económico, sino como medio de tener una vida intelectual, afectiva, moral y espiritual más enriquecedora. Esta diversidad es un componente indispensable para reducir la pobreza y alcanzar la meta del desarrollo sostenible, gracias, entre otros, al dispositivo normativo, hoy día ya completo, elaborado en el ámbito cultural. "El respeto y la valoración de nuestra diversidad deben ser un factor de cohesión que fortalezca el tejido social e impulse el desarrollo de nuestras naciones “.Nuestra diversidad vive a diario la acechanza de la homogeneidad, de la uniformidad, de la generalización de modos de decir, de percibir y comunicar dirigidos a reducir al máximo la trama incesante de la vida y de la cultura.
Mucho se ha dicho que los medios de comunicación juegan un papel sustancial en el desarrollo de la vida de un país. En las sociedades modernas, los medios son las principales instituciones transmisoras de contenidos y percepciones. Son el filtro entre la realidad y la ciudadanía, de donde ésta obtiene la información. Sabemos que la información cambia a las personas y que las sociedades son mejores y menos injustas, cuando y donde las posibilidades de comunicación son libres y democráticas.
Dentro de este rol central se encuentra la responsabilidad de contribuir al fortalecimiento democrático. La democracia avanza cuando, por ejemplo, los medios evidencian la corrupción en el gobierno y la falta de transparencia. Una de las claves para lograrlo es que en las coberturas prevalezcan la equidad, diversidad, pluralidad, balance, oportunidad y claridad. Asimismo, es su obligación dar espacio a todos los grupos sociales y a todas las fuerzas políticas presentes en el país. Los medios, como afirma John Dinges, representan el derecho que tiene la gente a “saber. Idealmente, los medios de comunicación  son o deberían de ser un espacio público de debate y de intercambio de ideas, en el cual los ciudadanos puedan participar y donde todas las voces resuenen.
Hay quienes no ven aún con claridad los rasgos que distinguen a un periodista de un comunicador. Sin embargo es tan simple como transitar por una calle en un solo sentido y por otra en dos sentidos.El oficio del periodismo nos hace productores de mensajes escritos o audiovisuales y nos mantiene atados a los instrumentos.
Como comunicador asumo un papel diferente, el de un facilitador de procesos de comunicación participativa y horizontal, en los que aporto con mis conocimientos y técnicas en favor de decisiones y acciones colectivas, y los pongo en diálogo con otros conocimientos y experiencias. El comunicador piensa en procesos estratégicos, no en mensajes inmediatos.
Los comunicadores, en especial los periodistas, tenemos un mandato otorgado por la sociedad y una actividad profesional garantizada por todas las Constituciones de los Estados democráticos. Una eventual naturaleza empresarial y privada de la actividad no la exime de compromisos públicos con la sociedad a la que sirve. Es un negocio privado de interés público.
La comunicación es un derecho y un insumo decisivo en los procesos de participación de la ciudadanía y en los mecanismos de control público. Los hombres y las mujeres, responsables y dispuestos a trabajar en comunicación, tienen entre otras, la obligación de velar por el cumplimiento del Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre:
“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión, lo que implica el derecho de no ser intimidado por sus opiniones y el de buscar, recibir y difundir, sin consideración de fronteras, informaciones e ideas por cualquier medio de expresión”.1
Este artículo es un extraordinario ejemplo de resumen legislativo, pues apunta a lo que puede ser no una simple política pública, si no una política universal de comunicación, en cuya base están la libertad y su ejercicio.
Si no hay comunicación no hay derechos, y sin derechos no hay libertad. La razón es que las conciencias de las personas y de los grupos sociales no nacen, no se forjan y ni se consolidan sin la comunicación. La fraternidad entre los pueblos no se alcanzará sin un intercambio productivo de mensajes entre ellos.
En la actualidad, “los medios de comunicación se utilizan como arma de combate y su propósito es el de defender sus intereses de casta. Ya no actúan como medios, sino como auténticos partidos políticos. Si en antaño se exigía la reforma agraria porque la tierra era un elemento de poder, ahora se hace necesario una reforma a la concentración de los medios, los denominados latifundios mediáticos”, por cuanto que de “la calidad de la información depende la calidad de la democracia. No puede haber opinión pública si no hay medios de masas”.
Lo paradójico, es que por buscar ampliar la oferta informativa a través del fortalecimiento de canales públicos, los grandes dueños de los monopolios mediáticos que quieren seguir conservando su privilegio no sólo distorsionan la realidad, sino que aducen que dichos gobiernos están atentando contra la libertad de prensa. El experto recalca que de lo que se trata es que haya más libertad de expresión mediante la pluralidad y diversidad de expresión.
No sería justo, que el Estado sólo manejara la totalidad de los medios de comunicación, por el contrario, lo es necesario y lo importante es la diversidad. “Hay que defender la pluralidad informativa, pero infortunadamente en América Latina se oponen los privados porque tienen concentrado todo el pastel comunicacional y publicitario”
 Nuestras sociedades están en su totalidad organizadas a través de una comunicación no democrática, donde la transmisión vertical prima sobre el diálogo horizontal
En verdad nuestras sociedades están en su totalidad organizadas a través de una comunicación no democrática, donde la transmisión vertical prima sobre el diálogo horizontal. Los padres hablan y los hijos escuchan, los maestros enseñan y los alumnos aprenden, los jefes mandan y los subordinados obedecen. Así las cosas es lógico que la comunicación siga también este molde en todos los ámbitos de la vida, incluidas las organizaciones que quieren democratizar la sociedad y los medios que quieren democratizar la comunicación.
De hecho el olvido de que comunicación no es sólo medios ayuda a consolidar una comunicación poco democrática. Porque si comunicación es central y principalmente medios, quien controla los medios, controla la comunicación. Democratizar la comunicación es entonces democratizar los medios, pero también la vida cotidiana. Es, en definitiva, construir una vida donde la palabra del otro pueda oírse en la casa, en la calle, en la escuela, en el trabajo, en las organizaciones, en el gobierno.Y en los medios también, claro.


Docente Universitaria e Investigadora :Betty Liliana Herrera Timaná











ENLACES :

1.-http://www.razonypalabra.org.mx/N/N71/VARIA/27%20MARI_REVISADO.pdf
2.-http://www.rieoei.org/oeivirt/rie17a01.htm
3.-http://www.fundacionbertelsmann.org/fundacion/data/ESP/media/Tratamiento_diversidad_m_comunicacion.pdf



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